domingo, 17 de octubre de 2010

Belén Esteban y lo que pienso

Hoy en día si una se puede permitir el lujo de ver la televisión un ratito para desconectar de un día lleno de trabajo y de problemas, es imposible no conocer, no ver, no enterarse de quién es, de qué hace, dice o le pasa a Belén Esteban.
Soy profesora de enseñanza media y a lo largo de mi vida he aprendido que en todo momento de mi vida no me puedo empeñar en ser trascendental. El trascendentalismo me hace sufrir demasiado, me agota y me termina amargando pues de él nacen en primer lugar mis dudas existenciales, que a estas alturas no encuentran respuestas que tan necesariamente debieran ser tranquilizadoras.
Sin embargo, pensar en Belén Esteban como un personaje ficticio, como un personaje de novela o de película, comedia romántica en concreto, verla en televisión, verla emitir argumentos con sentido común, otros llenos de vulgaridad y ordinariez, pero siempre con mucha razón ( aunque no siempre perfectos), me ayudan a desconectar, a evadirme y a encontrar en mi vida un entretenimiento que no me cause problemas, una evasión a mundos lejanos tal como si fuera yo una poeta Romántica. Evasión de la realidad, nada de ser presuntuosa y mucho menos presumir de trascendental.
Ya tengo tiempo durante todo el día de trascender.
Es decir, que mientras haya capítulos, seguro que muchos veré. Además, los repiten.
Ayyy, ojalá el mundo fuera diferente, pero es lo que hay.

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