jueves, 12 de enero de 2012

VELOCIDAD DE TONTOS

Después del golpe seco le saltó el airbag. Se sintió completamente aplastada y se le cortó la respiración. Algo recuperada, notó que le ardía la cara y el pecho. ¡Le quemaba hasta doler! Se le despegó la piel por trozos.
Y trozos, añicos quedó su coche.
Le había sobrevolado un joven tonto con 200 caballos en sus manos y un tremendo motor en su cerebro, localizado éste a esa edad en sus pies.
Ella decidió no volver a tocar la pita, la bocina, el claxon de un golpe seco aunque vea y no vea por el retrovisor 200 caballos montados por un joven tonto. Además, metió una bolsa de vómitos en la guantera del cacharro que le quedó.

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