Llevo varios días intentando digerir la ola de noticias sobre las filtraciones hechas por Wikileaks. Tengo la sensación de que no soy la única pues seguro que Pedro J. Ramírez le está pasando por el cuerpo una sensación más, mucho más, profunda que la mía. Y es que ‘El País’ ha sido uno de los cinco medios internacionales que ha sacado a la luz estas filtraciones que están haciendo temblar a muchos gobiernos y a The USA. ‘El Mundo’, en uno de sus artículos, sólo ha nombrado a dos medios: ’The New York Times’ y ‘Der Spiegel’.Y dándole vueltas a todo el asunto cual Waka, Waka, eh, eh, hoy me despierto con la noticia de que la Interpol ha puesto en busca y captura al fundador del Wikileaks. Esto es peor y más terrorífico que el corazón delator de Poe. Y es que los poderosos del mundo parecen no tener corazón, escrúpulos, valores… ando so on. Pero al señor Wiki lo buscan no por filtrar sino por ‘supuestamente’ cometer delitos sexuales. ¿Qué le harán? ¿Lo ahorcarán como a Sadam Hussein? ¿Se convertirá en la obsesión los servicios secretos?
No obstante, seamos sinceras: ¿Es tan asombrosa esta noticia? ¿Nos sorprende que haya servicios secretos llevando y trayendo igual que un correveidile?
¿Qué impulsa a un hombre, a este Wiki hombre, a atreverse a destapar y publicar semejantes cables de información ‘diplomática’ sabiendo que iba ser condenado de inmediato? Un político canadiense ha pedido libremente y sin complejos que el Wiki hombre sea literalmente asesinado. ¿Y esta petición no se condena? ¿Y a su ‘valiente’ portador?
¡Si supiera Enrique Santos Discépolo que su tango Cambalache se le ha quedado corto para describir los comienzos del siglo XXI!
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